¿Por qué un festival de cuentos?
Porque nos fascinan las historias bien contadas por profesionales que se dedican a la oralidad, al bello arte de la transmisión oral con historias traídas de aquí y de allá. Nos gustan los cuentos, creemos en su poder performativo para moldear pensamientos, aflorar sentimientos y transformar realidades diversas y plurales que nos rodean. Defendemos la cultura segura y la necesidad de acercar actividades culturales y educativas de calidad a los entornos rurales, con más atención a aquellos lugares que están más alejados de los centros urbanos, los que tienen menor programación y sufren mayor despoblación. Pensamos que la participación infantil es sustancial en pro de una mayor apropiación e involucración efectiva de los jóvenes en su proceso educativo, no sólo como receptores sino como protagonistas. Las familias y personas educadoras ansiamos espacios de compadreo y comadreo donde compartir nuestras inquietudes y anhelos. Pensamos que la red, el trabajo de apoyo mutuo entre diferentes Entidades y Organizaciones, es clave para asentar modelos de educación transformadora en el largo plazo, alineados con los planes municipales y poniendo el foco en los derechos de la infancia.
Tibleus, más que un Festival de narración oral
En Matumaini, como expresamos anteriormente, consideramos a Tibleus como un lugar de encuentro. Es la casa común, la fiesta de la palabra, un espacio en el que muchas familias compartimos nuestra aspiración de conseguir modelos educativos que pongan en el centro a nuestros hijos e hijas.
Aunque es difícil escoger momentos de estos 8 años y a pesar del riesgo que supone, nos damos el gusto y vamos, al menos, a intentarlo. Es el Tibleus menos visible pero más intenso. Son historias que rodean al Festival y forman parte de él. Nos quedan en la retina momentos como aquel en el que un niño de 11 años se fundió en un abrazo con Cristina Rudolph y le expresó su emoción por sus poemas, los bailes y baños de agua en los conciertos canallas de Petit Pop o los encuentros con el narrador camerunés Boniface Ofogo, sus relatos de aldea, su compromiso con la recuperación de la tradición oral y el valor de las Casas de la palabra en su país.
No podemos olvidar la primera edición en el 2013 y el filandón en la casa de los vecinos y vecinas de Valle del Lago, amenizada con la música tradicional asturiana de Daniel García de la Cuesta y merienda popular compartida incluida. El africanista asturiano Vicente Montes acercando la figura de los griots o Pandora Mirabilia compartiendo su proyecto de género y comunicación. La música de estilo propio de Cuchu, las cantigas galego-portuguesas con Barahúnda, los poemas cantados de La Caravana del verso, el pop en familia de las Petit Pop, las letras bailongas y cuestionadoras de Camila Monasterio, la música africana con Akin y Afrobeat Brothers o el Bestiariu de Alicia Álvarez y David Varela. Atardecer con cuentos, retahílas y leyendas populares somedanas narradas en asturiano por el actor Carlos Alba no tiene precio y cerrar jornada con los talleres de ritmo de Héctor Braga es impagable. Boni con vestido tradicional ocupando escenario con sus cuentos y cantos populares de su tierra, Camerún. Del maratón de cuentos de Guadalajara aterrizó Pep Bruno con sus cantados cuentos.
Geniales los más pequeños que, a veces ajenos al propio festival, disfrutaban jugando en la arena de obra en los aledaños del teatro con camiones improvisados durante la edición del 2019. Inspiradores los jóvenes del colegio Baudilio Arce representando sus cuenteatros, pegadizos los talleres musicales con Txema y curiosos juegos de Mandalas vivientes con Mawenya y de pompas de jabón con Raquel de la Insua. Jóvenes somedanos compartiendo sus propios cuentos en La escuela de mis sueños o la emoción sentida con los vídeos editados por David Iglesias, protagonizados por los jóvenes de Mwema Children en Tanzania junto a su exposición de fotografías de arte y educación transformadora. Gloria Sagasti pintando cuentos, Ana Laura, Kamante y Teatro Plus con sus títeres de cuento y David Acera con su casa de los quesos a cuestas. Olga Cuervo y los textos de Gloria Fuertes en el centenario de su nacimiento. Jóvenes voluntarios de Matumaini al mando de la librería asociativa de Cambalache y nuestro tenderete. Relatos cortos guiados por su autora, María Cimadevilla. Los problemas técnicos y de sonido con David transitando de un lado para otro con su furgoneta o Inés bajando a Belmonte a por no se sabe qué pieza para una batería eléctrica. Tino siempre presto a solucionar los problemas con “el techo móvil” del teatro en los días que aprieta el calor y, como no, las rosquillas de la vecina Raquel, todo un clásico.
Somiedo es esto y mucho más. Si quieres vivirlo, te esperamos el día 26 de junio en tierras oseras. Eso sí, no olvides reservar tu plaza poniendo un whatsapp en el número 634840409. La vida sin cuentos es mucho más aburrida.